Las decisiones tomadas por el PP y el PSOE de ir o no ir a determinados medios de comunicación es una prueba más del grado de envilecimiento de nuestra clase política. Como no podía ser de otra forma, están siendo las televisiones públicas las principales víctimas de este acoso y derribo a estas, las joyas de la corona de los distintos poderes políticos. Decisiones como las tomadas por parte del PP de no ir a 59″ y del PSOE e IU de no ir a Telemadrid me parecen una prueba más del bochorno público que estamos sufriendo los ciudadanos, y una prueba más de lo poco que les importamos. El espectáculo ofrecido este martes durante el Debate de Telemadrid dirigido por Saiz de Buruaga a cuenta del boikot convirtió el programa en un continuo cruce de acusaciones entre los propios periodistas y tuvo su climax en el intercambio de improperios entre Nacho Villa, director de informativos de COPE y el inclasificable Jorge Vestringe.
Esta agitación social provocada por una clase política enfrascada en un peligrosísima confrontación se está retroalimentando por los medios de comunicación, que en vez de agitar más las banderas de la discordia deberían apelar y exigir el consenso entre los democratas. Si los políticos están haciendo un triste papel creo que los periodistas tampoco estamos dando
la talla. Yo recomendaría releer a los clásicos del periodismo que hablaban de responsabilidad social de los medios y de ética profesional, y ya que la objetvidad no existe, deberíamos buscar lo que el profesor Martínez Albertos llamaba “honestidad intelectual”. No hay que olvidar que más de un conflicto armado ha sido provocado por el ánimo incendiario de medios radicalizados o manipuladores.
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