En 1904 Joseph Pulitzer ya era un periodista y editor, no solo de éxito, si no reconocido y reputado por hacer un periodismo, si bien algo sensacionalista -si no que se lo pregunten a la España del 98 y su papel en la independencia cubana)- al servicio de los ciudadanos y con el principal objetivo de controlar los desmanes del poder político y económico. El emigrante de origen húngaro había triunfado en la profesión fundando periódicos como el St. Louis Post-Dispatch, y relanzando otros como el New York World , lo que le convirtió en multimillonario. Su éxito económico, pero también su prestigio, fue lo que le hizo impulsar y apadrinar el lanzamiento de la Columbia University Graduate School of Journalism, la segunda escuela de periodismo del mundo.
El libro “Sobre periodismo” es un largo artículo donde el editor defiende la creación de una escuela universitaria para el aprendizaje de la profesión, cómo deben ser sus planes de estudio y una lección en sí misma de periodismo moderno. En su alegato el editor diseña su plan de estudios ideal, argumentando sobre los distintos conocimientos humanísticos y técnicos que deberá adquirír el futuro periodista, destacando los primeros sobre los segundos, y separando radicalmente los intereses comerciales respecto a los periodísticos («la escuela de periodismo, desde mi punto de vista, no debe limitarse a evitar ser comercial, debería ser anticomercial»). Pulitzer también diserta sobre cómo deberá ser el profesor de periodismo ideal: » Los profesores de periodismo también deberán ser redactores con experiencia».
El valor de la obra radica no solo en la defensa de una profesión, tan necesaria como manoseada y violentada por el Poder, si no también en su vigencia. “Una prensa mercenaria, demagógica y corrupta, con el tiempo producirá un pueblo tan vil como ella”, estas palabras de Pulitzer en 1904 dejaban muy claro que los peligros a los que se enfrentaba el periodismo de aquella época aún siguen acechando en nuestros días.
Quien elige esta profesión, debe preguntarse: ¿Al servicio de quién(es) está el periodista? para que terceros (quienes con justa razón manifiestan su inconformidad y exigen mejores estándares en los contenidos de la información) no se vean en la necesidad de tomar a la ligera el papel de periodista y/o comunicador. Y, si el día de mañana ha de ser así, entonces, instruir a todo aquél ciudadano que desee adquirir el conocimiento humanístico y técnico de lo que significa ejercer de forma correcta el periodismo. Trato de imaginar un mundo sin periodistas, pero me resulta difícil de concebir en un futuro.
Enfatizo con una analogía: A todos nos gusta la música. Para muchos es sólo un hobby, pero, para otros es algo serio, pues quieren ser verdaderos artistas mediante composiciones originales. Para ello, hay un factor clave: la dedicación, estar dispuesto a seguir aprendiendo -aún si se trae ya en la sangre el talento- y posteriormente, poner en práctica las reglas de juego. El resto, vendrá por añadidura.