
No salgo de mi asombro cuando descubro los nuevos y truculentos planes del inefable Gallardón para amargarnos de nuevo la vida a los madrileños. El próximo caos que está diseñando competirá duramente con el provocado por las obras de la M30, la diferencia está vez radica en que si bien la obra de la M30 tenía como finalidad mejorar el tráfico y ganar espacios verdes para los ciudadanos, la obra del Eje Prado-Recoletos tiene como horizonte un caos histórico durante las obras y un embotellamiento sin alternativas después de las mismas. Pero ¿acaso el señor Gallardón quiere pasar a la historia como el Alcalde que consiguió mayores índices de enfermedades coronarias provocadas por el stress? o ¿es que se ha metido en el negocio de los ansiolíticos y por ello quiere que los madrileños nos atiborremos de ellos mientras nos desesperamos al volante de nuestros vehículos? De nada le sirve que los técnicos de Medioambiente desaconsejen la obra ya que no ofrecería otra alternativa a los automovilistas que desviarse por Alfonso XII con el consiguiente deterioro de la zona de Retiro. De todo el mundo es conocido la rivalidad entre el alcalde socavador y la presidenta Aguirre y su inevitable vicio de hacerse la pascua mutuamente, pero en este caso, creo que la Comunidad tiene razón en que la obra provocaría un caos fenomenal. El Alcalde debería reflexionar sobre las necesidades de los madrileños más allá de las grandes obras megalómanas y ponerse a trabajar en políticas sociales más activas como por ejemplo las encaminadas a la infancia y la familia en forma de guarderías; la Cultura, más allá de sus fastos snobs y retroprogres; y los jóvenes con mucho más deporte y más barato, sólo un dato :a un chaval le sale más barato tomarse un par de litronas que acudir un día a un gimnasio municipal.
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